La ascensión al Vesubio y la visita a Pompeya fueron sin duda una de las visitas más interesantes de mi viaje por Italia.
Volcán Vesuvio
Pese a los cientos de visitantes que recibe cada día y de la cercanía a ciudades como Nápoles o Pompeya, se trata de un volcán activo. Su última erupción fue en el año 1944 y con ella destruyó buena parte de la ciudad de San Sebastiano.
Pero lo que realmente convierte a este volcán en mundialmente famoso, fue la erupción que tuvo lugar el 24 de agosto del año 79 d.C., sepultando las ciudades de Pompeya y Herculano.
La erupción duró 19 horas, suficientes para enterrar a los habitantes de Pompeya bajo el flujo piroclástico y a los de Herculano bajo las cenizas.
Ascensión al Vesuvio
Salimos de Roma a las 06:00h para hacer en coche los 240 km que nos separaban del Monte Vesubio. No habíamos planificado nada para estas visitas, tan solo teníamos reservada la habitación de hotel para esa noche.
Al llegar al parking tienes dos opciones, subir andando o comprar un billete para el busvia. Nosotros optamos por el busvia y sin duda acertamos. Como veis en la imagen el bus es más bien un todo terreno gigante. El camino es lo suficientemente ancho para que pase el bus pero no mucho más, así que mirar por la ventanilla y no ver más que la caída, era una sensación de lo más emocionante.
El bus no llega hasta la cima, por lo que tuvimos que andar un rato por un sendero perfectamente habilitado.
La verdad es que desde la cima no solo se pueden apreciar las impresionantes vistas a la ciudad de Nápoles y su bahía, sino que, viendo las dimensiones del cráter puedes entender porque ese trozo de montaña causo una tragedia de esas magnitudes.
Aunque en la foto no se aprecien, alrededor del cráter hay varios sismógrafos (algo que suele preceder a las erupciones volcánicas son pequeños temblores, así que mejor controlarlos).
Al medio día dimos por finalizada nuestra visita al volcán y nos dirigimos hacía la actual ciudad de Pompeya.
Ruinas de Pompeya
Si tenemos en cuenta la dimensión de la catástrofe ocurrida en esta ciudad, sorprende ver el buen estado de sus calles y edificios. Conservados bajo los piroclásticos hasta su descubrimiento en 1748.
Por desgracia cuando nosotros visitamos la ciudad, el acceso a muchas casas o edificios estaba cortado por trabajos de conservación. Aun así, pudimos disfrutar de numerosas edificaciones como el impresionante Foro, el templo de Júpiter y el templo de Isis.
Por falta de tiempo nos quedamos sin visitar las ruinas de Herculano, espero volver algún día y visitarlas junto con la ciudad de Nápoles.
Si viajáis a Italia no dudéis en pasar un día en Pompeya, visitando sus ruinas, empapándoos de su historia y comiendo la mejor pizza de todo mí viaje por este increíble país.