En este artículo te mostraré dos formas fáciles para que abandones tu zona de confort y tres de los muchos beneficios que obtendrás al hacerlo.
En primer lugar vamos a definir lo que es la zona de confort:
La zona de confort es aquella en la que te sientes seguro con todo, la que no te da miedo. Normalmente se puede medir en una cantidad de kilómetros alrededor de tu casa, es decir, la que abarca tu trabajo, la zona de tu ciudad por la que te sueles mover y poco más.
Más allá de todo eso aparecen las inseguridades y los miedos y todo eso viene acompañado de las limitaciones.
Las limitaciones a hacer mil cosas que te encantarían pero que no haces porque te da miedo abandonar tu zona de seguridad.
Para algunas personas esta zona puede ser algo más amplia pero siempre llega un punto en el que te encuentras con lo que yo llamo el “kilómetro cero”.
Cuando llegas a él, tu mente te detiene, te dice “ojo”, a lo mejor a partir de aquí te pierdes, a lo mejor a partir de aquí tienes que probar cosas que no sabes si funcionan, hablar con gente que a lo mejor no te entiende, conducir por carreteras que no conoces y un millón de cosas más a las que no estás dispuesto a enfrentarte.
¿Pero qué pasa si no cruzas ese kilómetro? ¿Qué pasa si siempre te quedas dentro?
Que estarás limitando tus conocimientos de una forma catastrófica.
Hay dos maneras de salir de la zona de confort
La primera es hacerlo poco a poco
Puedes empezar por cambiar tus rutas, si cada día vas a trabajar por el mismo camino, escoge uno nuevo y cámbialo.
Cambia todas las rutas que realices con asiduidad por rutas nuevas y cuando ya las conozcas cámbialas por otras, así hasta que te acostumbres a investigar caminos nuevos.
Empieza a desplazarte a poblaciones cercanas, aquellas a las que nunca vas porque no te atreves a hacerlo solo, pasea por sus calles, investiga, siéntate a tomar un café en cualquier terraza y te darás cuenta de que no pasa nada por hacerlo.
Puedes ir sin prisa pero sin pausa y cuando te quieras dar cuenta, cada vez te costará menos hacerlo.
La segunda es saltando a la piscina sin pensarlo
Esta es mi favorita y sin duda la más efectiva a corto plazo.
Elige una ciudad que esté a unos cuantos cientos de kilómetros de tu zona de confort, compra un billete de avión o tren y vete completamente solo.
No te digo que te vayas a otro país (que también puedes), pero si das este paso ya no habrá nada que se te resista.
Cuando veas que lo has conseguido y que has sobrevivido al intento, te aseguro que tu grado de satisfacción personal se pondrá por las nubes.
Darte cuenta de que no necesitas a nadie, te volverá imparable.
3 beneficios que obtendrás al cruzar el kilómetro cero
Beneficio nº 1: aumentarás tu zona de confort cada vez que salgas de ella
Aunque no te lo parezca, cada vez que visites una nueva ciudad, un nuevo país o simplemente el pueblo de al lado, lo estás convirtiendo en tu zona de confort.
Imagínate que eres de Barcelona y que te has lanzado y has ido de viaje a Londres, independientemente de si has ido solo o acompañado, ahora tu zona de confort está formada por Barcelona y Londres.
¿Por qué? Porque has sobrevivido, ahora ya sabes cómo ir, dónde dormir, dónde comer, cómo utilizar el transporte público, etc.
Si ahora alguien te dijera que tienes que ir a Londres por el motivo X, ya no te daría miedo.
Beneficio nº 2: tu seguridad en ti mismo aumentará exponencialmente
Este es quizá el mayor beneficio que se obtiene. Aunque en ese momento tú no seas consciente de ello, cada paso que das hace que tu seguridad en ti mismo aumente.
Poco a poco te estás convirtiendo en una persona que se atreve con todo, que se busca la vida, pero lo más importante es que te das cuenta de que puedes hacer todo lo que quieras y que el único impedimento que tenías hasta ahora, era el miedo.
Lo bueno es que esta seguridad en ti mismo no solo será aplicable a los viajes, sino a todos los aspectos de tu vida.
Beneficio nº 3: desaparecerán tus prejuicios
Existen infinitos destinos pero por desgracia unos los venden mejor que otros.
Hay muchos lugares que de alguna forma han sido clasificados de peligrosos, inseguros, pobres o con riesgo de contraer enfermedades.
Lugares a los que la misma televisión ha hecho mucho daño, si no hacen más que mostrarte únicamente lo malo, tu mente directamente lo va a clasificar en la zona de peligro y cada vez que se te presente la oportunidad de visitarlo se te activarán todas las alarmas.
En muchos casos te dicen que no vayas porque no es un lugar seguro, que te van a robar, secuestrar y matar.
Es cierto que existen lugares más seguros que otros, pero normalmente se corresponden con lugares muy concretos.
Que cierta zona de una ciudad no sea segura no significa que no lo sea la ciudad entera.
Otros que tengas mucho cuidado con sus costumbres y sus normas porque si te las saltas sin querer puedes acabar en el calabozo.
Esto también es muy puntual y los países con costumbres digamos “raras” para los europeos suelen ser los asiáticos, pero basta con que te informes bien antes de ir.
Luego están aquellos en los que te atemorizan con el hecho de que puedes contraer enfermedades.
Por supuesto que hay países en los que por desgracia todavía existen enfermedades que pueden llegar a ser mortales, pero para eso existen una serie de vacunas que debes ponerte antes de viajar a esos lugares.
Todas estas cosas no hacen más que crearte una serie de prejuicios sobre todos esos lugares, prejuicios que ni siquiera sabes si son ciertos o no, porque no has estado, solo sabes lo que te han dicho o lo que has visto por televisión.
Visitarlos cambiará esa visión inculcada por tu propia visión realista de lo que realmente puedes encontrar en esos lugares.
Solo necesitas dar un paso para ampliar tu zona de confort
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